sábado, 3 de diciembre de 2016

¿Cuál es el mejor método para regar?



Siempre se habla de que los riegos por aspersión y por goteo son uno de los riegos más eficientes, y en efecto lo son, porque cumplen con la primicia de compactar mínimamente el suelo. Además, al distribuir mejor el agua y aumentar la eficiencia del riego, ahorras agua, recurso escaso en estos tiempos y que lo seguirá siendo cada vez más. Sin embargo, existe un riego que me gusta más que cualquier otro y es el riego por capilaridad.

El riego por capilaridad es aquel donde el agua se aplica desde abajo hacia arriba y no al revés. Por tanto, el riego es completamente diferente a lo que conocemos. Este riego ocurre de modo natural, ya que bajo el suelo que conocemos existe agua, la que se le conoce como “napa freática”.  Sin embargo, puede recrearse artificialmente creando una fuente de agua bajo el suelo a sembrar (por ejemplo, en macetas).

¿Cuál es la ventaja? Bueno, como ya sabes el suelo está compuesto de poros, los cuáles pueden ser “llenados” desde arriba hacia abajo (que es el método usual al regar) o de abajo hacia arriba, lo que teóricamente evita compactar el suelo puesto que el agua “no cae” y por tanto, no “aplasta” el suelo. El riego por capilaridad permite que las raíces se desarrollen con mayor rapidez y en mayor cantidad.

¿Por qué hablo de que es "teórico”? pues, porque la lógica lo indica. Sin embargo, según mi experiencia, si el agua se aplica abundantemente y en forma permanente, el suelo se encostra o compacta de igual forma, lo que obliga a hacer una labor adicional. Pero si este riego está bien hecho y el agua aplicada penetra lentamente en el suelo, por muy abundante y permanente que sea el riego, el suelo no se compacta.


                     María Soledad Cifuentes
         Ingeniera Agrónoma, mención fitotecnia
                        Universidad de Chile
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